El subcomisario Carlos Saavedra Rincón, comandante de la Estación de Policía de la localidad de Chapinero en Bogotá, es oriundo de Ongaza, Santander. En sus 30 años de servicio ha tenido la oportunidad de compartir con la comunidad en diferentes cargos y ha apoyado la buena convivencia de los vecinos en medio de las complejidades de cada territorio.
Ingresó a la Policía Nacional cuando el país vivía una delicada situación de orden público por cuenta de constantes ataques guerrilleros a poblaciones, secuestros, pescas milagrosas y masacres a manos de grupos paramilitares. Una época muy difícil en la que fue testigo de cómo la Policía Nacional, en compañía de las fuerzas militares, se vio obligada a intensificar su capacidad operativa para garantizar la tranquilidad de los colombianos.
Con lágrimas en los ojos, también recuerda también los nueve partos que tuvo que asistir. Al hablar de esto se le dibuja una sonrisa de satisfacción. Nunca borrará de su mente ninguno de esos episodios. Fueron ocho casos atendidos en los barrios de Sierra Morena y Perdomo Alto, en la localidad de Ciudad Bolívar, y uno más en el municipio de La Calera, Cundinamarca. Uno de ellos, nos relata, ocurrió cuando se desempeñaba como jefe de vigilancia de la Estación de policía de Ciudad Bolívar: tuvo que atender a una mujer en trabajo de parto dentro de un taxi y pudo salvarle la vida a ella y a su bebé.
“La vida me ha llevado por el camino indicado; hoy le agradezco a Dios por permitirme cumplir más de 30 años de misión en esta Institución de tanto prestigio. Espero seguir desde cualquier lugar sirviéndole a la Patria, a las comunidades y a mi familia, siempre”, nos dice algo de nostalgia.
Ya tiene planes para su tiempo de retiro, porque todavía tiene mucho por hacer y ofrecer en la vida: como reto personal se dedicará a estudiar sobre diferentes culturas de la humanidad.
Puede leer la entrevista completa en el número 333 de la Revista Policía Nacional de Colombia
